CRONOLOGÍA POR: CARLOS ÁLVAREZ Cuando los Alimentos son Usados como Arma Política.

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CRONOLOGÍA

POR: CARLOS ÁLVAREZ

Cuando los Alimentos son Usados como Arma Política.

Hoy el hambre es un tema preocupante que afecta a millones de personas de todas las edades que sufren por la falta de alimentos, debido a una combinación de factores complejos y diversos como los conflictos bélicos, las crisis climáticas y las deficiencias de los sistemas de gobernanza.

Algunos otros factores que contribuyen a esta crisis son las decisiones políticas equivocadas, la corrupción y la falta de inversiones en programas de protección social e infraestructuras agrícola que afecta la capacidad de los países para garantizar la seguridad alimentaria.

Asimismo, la desigualdad en la distribución de los alimentos y la falta de recursos para comprarlos, derivado de políticas erróneas de gobiernos deficientes, lo que impide que los alimentos lleguen a quienes más los necesitan.

La sequía, las inundaciones y las heladas afectan gravemente la producción de alimentos y causan hambre en todo el mundo. Estos fenómenos meteorológicos extremos, cada vez son más frecuentes y muy graves debido al cambio climático que reducen los rendimientos de los cultivos, destruyen la infraestructura agrícola y elevan los precios de los alimentos, perjudicando principalmente a las comunidades más vulnerables.

En conflictos actuales, la infraestructura agrícola y las cadenas de suministro de alimentos han sido blanco de ataques deliberados, provocando un aumento en los precios de los alimentos a nivel mundial, lo que genera que se incrementen los niveles de hambruna en varias regiones.

El hambre y la carencia de alimentos causados por estos factores y prácticas ponen en riesgo la vida, la salud y la dignidad de las personas, haciendo que la alimentación sea un medio de coacción y control.

La pobreza, la exclusión social y la discriminación suelen menoscabar el acceso de las personas a los alimentos, no solo en los países en desarrollo sino también en los países económicamente desarrollados.

Los alimentos se pueden usar para controlar poblaciones (hambre masiva), lo que provoca que la búsqueda de la trascendencia personal, familiar y grupal se convierta en una lucha por la supervivencia.

El uso de los alimentos como arma política se inscribe en la noción de la biopolítica, donde el poder se ejerce sobre las personas y la vida de la población.

Ello se enfoca en la administración de la vida desde una perspectiva política y económica, con el objetivo de optimizar y controlar a la población, haciendo que la vida de las personas sea un objeto de cálculo y regulación.

Utilizar la escasez de alimentos como una estrategia política o bélica es una forma de coacción que viola este derecho y pone en peligro el derecho a la vida.

El hambre no puede ni debe de usarse como arma de guerra, lamentablemente los diversos conflictos bélicos actuales contemplan entre sus estrategias a los alimentos para debilitar, controlar o destruir a poblaciones, lo que es considerado como un crimen de guerra por el derecho internacional.

Esta táctica se ha empleado a lo largo de la historia y a la fecha se continúa ejerciendo en los conflictos bélicos, en la que se impide el acceso a alimentos, agua potable y ayuda humanitaria en áreas controladas por el enemigo, llevando a la debilidad extrema y desnutrición de la población civil.

Tal acción es agravante y considerada inhumana porque viola el derecho fundamental a la alimentación, provoca dependencia y limita la capacidad de vivir dignamente y con autonomía.

La situación humanitaria que hoy registra la franja de Gaza es muy crítica y dolorosa, el conflicto bélico ha provocado condiciones de vida catastróficas y el bloqueo continuo provoca escasez de alimentos, agua potable, suministros médicos y refugio.

Actualmente Gaza registra desnutrición en niveles alarmantes, afectando especialmente a los niños pequeños. Diversas agencias de la ONU y otras organizaciones humanitarias han alertado sobre esta crisis.

Según un informe de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF) publicado en agosto de 2025, más de medio millón de personas en la Franja de Gaza enfrentan una situación de hambruna, clasificada como la fase 5 de la escala del CIF.  Esta situación se caracteriza la escasez extrema de alimentos, una desnutrición aguda y las muertes por inanición.

Los ataques bélicos han destruido o dañado varios negocios importantes como supermercados, lo que agrava cada vez más la situación en esa región, debido a la escasez de productos básicos.

La comunidad internacional exige a Israel un alto total al fuego y exige un acceso sin restricciones y equitativo a toda la Franja de Gaza para la ayuda humanitaria, alimentos, agua, suministros médicos y de combustible necesarios para satisfacer las necesidades de la sufrida población.

Las restricciones a la entrada de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza por parte de Israel han provocado muertes, una severa malnutrición y traumas generalizados entre la población.

Diversos son los Organismos internacionales que han denunciado que estas restricciones son una de las causas principales del deterioro de la situación humanitaria en la región.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y UNICEF han reiterado la necesidad urgente de ofrecer una respuesta humanitaria inmediata y a gran escala en Gaza, debido al aumento de las muertes relacionadas con el hambre, el aumento de los niveles de desnutrición aguda y la falta de alimentos, lo que afecta a miles de personas que pasan días sin comer.

El Informe Mundial sobre Crisis Alimentarias (GRFC) 2025 señala que los conflictos, las crisis económicas, los fenómenos climáticos extremos y el desplazamiento forzado son factores que han provocado inseguridad alimentaria y la malnutrición en todo el mundo, con un gran daño en muchas regiones.

En 2024, más de 295 millones de personas en 53 países y territorios experimentaron niveles agudos de hambre, lo que representó un aumento de 13.7 millones de personas con respecto al 2023.

El informe además destaca un aumento del hambre provocado por los desplazamientos forzados, que afectan a casi 95 millones de personas desplazadas por la fuerza, incluidos desplazados internos, solicitantes de asilo y refugiados, que viven en países que se enfrentan a crisis alimentarias, de un total mundial de 128 millones de personas desplazadas por la fuerza.

El informe resalta, además, que la malnutrición, especialmente la infantil, alcanzó niveles extremadamente elevados en lugares como la Franja de Gaza, Malí, el Sudán y el Yemen. Aproximadamente 38 millones de niños menores de cinco años sufrían malnutrición aguda en el contexto de 26 crisis de la nutrición.

La situación ha empeorado en los últimos años debido a la combinación de conflictos, crisis económicas y los efectos del cambio climático.

Actualmente los seres humanos nos encontramos transitando por un proceso de evolución cultural hacia un mayor individualismo, materialismo y apatía, con un enfoque en el poder sobre los más vulnerables. Este fenómeno no es una simple coincidencia, sino el resultado de múltiples factores como socioeconómicos, tecnológicos y por dinámicas de poder.

Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado, que incluye alimentos suficientes en cantidad y calidad, seguros y culturalmente apropiados en todo momento.

El derecho a la alimentación está reconocido en varios tratados internacionales, como la Declaración Universal de Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, por lo que es esencial para una vida digna y activa.

 

 

 

Así las cosas.

 

 

¿Y Usted, qué opina?

 

 

Nos vemos a la próxima.



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